La peor

Todas las personas que conozco son intachables,

todas cumplen sus labores a la perfección

y son leales y comprometidas y tienen principios morales

excelentes y actúan con absoluta congruencia.

 

Sin tiempo para descansar, no faltan

a las importantísimas y justísimas labores,

todas andan con el mundo a sus espaldas

y pueden con su papel de heroínas.

 

Y yo, en cambio, soy soberbia e ingenua,

soy egoísta y no sé leer la hora que marcan todos los relojes,

sólo sé de la hora que se teje entre mis muelas.

Yo no sé de congruencia ni puedo

llegar a tiempo

al encuentro que salvará al mundo.

Yo soy una mentirosa que no hace su trabajo,

que sonríe falsamente, que apuñala por la espalda.

Y encima de todo me escudo en la ignorancia

y duermo profundamente durante las noches,

sin angustia alguna.

 

Yo, que he sido tan ridícula y empecinada en estupideces,

yo, que soy una vividora y una inútil, una oportunista

y una plagiadora,

yo, que no tengo interés por las tragedias ajenas

y puedo sin pena derrochar la riqueza que me comparten,

descubro que no tengo igual en el mundo.

No conozco a nadie como yo, no sé de alguien tan ruin

tan deleznable y baja,

tan pobre de espíritu humano.

 

Y todas las personas que me rodean,

a quienes esto confieso -mas no para pedir perdón,

jamás han sido viles en la vida,

todas fueron justicieras y cordiales,

jamás ruines o altaneras,

siempre humildes y pacientes,

no fueron nunca echadas de una congregación,

ni señaladas, ni cometieron nunca un crimen o una traición.

Eso sí, seguramente dirán en su lecho de muerte

que fueron traicionadas, que el destino no fue recíproco

con su bondad y desean mejor suerte a los demás.

 

Compruebo pues, acaso con la excepción de un poeta ya enterrado,

que soy única en el mundo,

no hay nadie más como yo pues no hay quién confiese sus bajezas.

No hay más que gente perfecta y todos tienen la razón.

¿Hay acaso quién se asuma un animal virulento,

un ser mezquino, un egoísta pleno?

Estoy cansada de la descendencia de los dioses,

estoy cansada de tanto polvo de estrella.

No encuentro un par de ojos que al mirar reconozca como mi igual y mi par,

y sólo sé meter la cola entre las patas y tartamudear.

Yo, la peor.